En unos años, la presencia de robots domésticos dotados de un alto grado
de inteligencia artificial será habitual en las casas de los más
acomodados y obligarán a plantearse la necesidad de una legislación específica para estos nuevos "seres" autónomos. Así lo ha subrayado este martes el director del Instituto de Investigación en Inteligencia Artificial (IIIA-CSIC), Ramón López de Mantaras, en el marco de la International Joint Conference Artificial Intelligence que se celebra en Barcelona.
López de Mantaras ha explicado que frente al rápido avance de la
robótica -cada vez más autónomos y con mayor capacidad de decisión- hay
expertos en derecho y tecnología, sobre todo en EE UU, que defienden
que se les dote también de ciertos "derechos".
Para este experto en razonamiento y aprendizaje, si a medio o largo plazo se desarrollan robots socializados con inteligencias artificiales
similares a la del hombre, con quienes convivirá en sus casas o a los
que atenderán en las tiendas, "no resultaría descabellado", legislar
sobre sus responsabilidades y derechos. "Si son muy
autónomos, quién será responsable de las decisiones de los robots, ¿el
propio robot, los diseñadores o el usuario? porque ellos aprenderán del usuario, vendrán con un mínimo de preparación, pero luego irán desarrollándose. No tengo respuestas", reconoce.
En esta línea, advierte del riesgo de utilizar la inteligencia artificial para el desarrollo de robots militares, una tecnología sobre la que hay un gran mutismo en el ámbito científico. A juicio de este científico es inaceptable
desde el punto de vista ético utilizar la inteligencia artificial para
construir un robot soldado con autonomía para decidir cuándo disparar o
cuándo no. "Eso es algo que hay que cortar de raíz", reclama.
La integración en un único sistema de las diferentes capacidades de la inteligencia artificial -reconocimiento de voz, movimiento o visión entre otras- para favorecer una mejor interacción entre hombre y máquina es en estos momentos el principal reto de este ámbito, y uno de los ejes de la conferencia internacional que se celebra en Barcelona hasta el viernes, con la presencia de 1.400 expertos.
López de Mantaras argumenta que las herramientas actuales son muy inteligentes en campos concretos en los que se les puede introducir conocimientos -diagnóstico médico, logística, ajedrez...-, pero no tienen las habilidades prácticas derivadas
del sentido común humano y del conocimiento del entorno. "Un niño
enseguida entiende que puede mover un cochecito si tira de la cuerda al
que está atado, pero no empujando del cordel porque éste no es rígido,
algo elemental que un robot no sabe", señala el responsable del IIAC.
Frigoríficos con sensores harán la compra
López de Mantaras señala que uno de los avances más sorprendentes en un ámbito ya sorprendente de por sí es el sistema informático Watson -desarrollado por IBM y que se presentará en Barcelona- que ganó el concurso de televisión Jeopardy! frente a competidores humanos. A través del acceso a millones de datos digitalizados,
Watson fue capaz de responder a una pregunta a priori críptica para un
ordenador: "este sombrero es elemental, querido concursante". En pocos
segundos contestó: "sombrero de caza". Fue capaz de asociar la frase a
las novelas de Conan Doyle, y a la prenda que llevaba Sherlock Holmes.
Para Carles Sierra, profesor de investigación del CSIC y responsable de la organización de esta conferencia, hablar de inteligencia artificial es hacerlo de frigoríficos con sensores capaces
de hacer pedidos a las tiendas cuando saben que les falta algún
producto. Sierra apunta que en la próxima década se producirá una
integración de los sistemas robotizados con percepción y
visión, razonamiento, elementos motores, capacidad de búsqueda de
información, aprendizaje e interacción con los humanos, reconocimiento
de texto, y que incluso generarán capacidades nuevas.
Serán sistemas de inteligencia artificial que podrán aprender por ellos mismos y buscar información
en la web de manera semántica. Así, podremos coger un teléfono, hacerle
una pregunta y obtener una respuesta con sentido, no simplemente un
listado de información muchas veces irrelevante.
En ciencia ficción las tres leyes de la robótica son un conjunto de normas escritas por Isaac Asimov, que la mayoría de los robots de sus novelas y cuentos
están diseñados para cumplir. En ese universo, las leyes son
"formulaciones matemáticas impresas en los senderos positrónicos del
cerebro" de los robots (lo que hoy llamaríamos ROM). Aparecidas por primera vez en el relato Runaround (1942), establecen lo siguiente:
- Un robot no puede hacer daño a un ser humano o, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño.
- Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si estas órdenes entrasen en conflicto con la Primera Ley.
- Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley.1
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