Llega San Valentín y casi todo el mundo se desespera pensando en qué regalar al ser querido. Digamos querido, porque para amar es necesario conocer. Partiendo de este punto, podemos definir que uno nunca termina de conocer a las personas.
Bueno, el caso es que ya se ha perdido el lado romántico de la situación. Ya nadie hace cosas románticas en esta época.
Bueno, el caso es que ya se ha perdido el lado romántico de la situación. Ya nadie hace cosas románticas en esta época.
Es así, que en la mayoría de los casos, tendemos a cambiar en cualquier momento de nuestras vidas y nos volvemos anticuados o atrapados por la rutina, y olvidamos ser románticos. Ya sea por algún estímulo externo o por nuestras hormonas.
Bueno, digamos que ya se ha perdido el lado romántico de la situación. Casi nadie hace cosas románticas en esta época. Todo se mide con dinero. Si no llevas a tu enamorada a buen sitio, te miran con mala cara o no te hablan.
Y digo se ha perdido el lado romántico porque San Valentín, era un sacerdote de la época del Imperio Romano que casaba a las parejas enamoradas en un momento cuando el emperador Claudio II prohibió la celebración de matrimonios para los jóvenes porque en su opinión los solteros sin familia eran mejores soldados.
San Valentín los casaba porque veía amor verdadero en la pareja, rodeado de un romanticismo del tipo antiguo que no se ve ahora. Ello consistía en conquistar a la dama usando la simpleza de la personalidad. Mirándola a los ojos y expresando los sentimientos tartamudeando o no. Total, al final sólo importaba decir me gustas. Y el cortejo era del hombre hacia la mujer. No como ahora que es al revés. Dónde estamos señoritas, señoras, madres, ¡mamita linda!
Por tanto, podemos definir al ser romántico como la persona que enamora o corteja usando la simpleza de la personalidad. Es decir, haciendo cosas simples e inesperadas.
Eso veía San Valentín, por eso se arriesgó tanto y fue preso. Quedó preso por amor. Quedó sin libertad por ser cómplice del romanticismo, más no de las parejas. Recuerden que ese tiempo los enamorados tenían que contarle el verdadero por qué del casamiento. No se casaban por compromiso (o por domingos 7). Sólo había casamientos por interés de los padres. Ante esto, también; me olvidé de agregar; se buscaba a San Salvador o perdón a San Valentín.
Así; el oficial Asterius, encargado de encarcelar a San Valentín, quiso ridiculizar y ponerlo a prueba. Le retó a que devolviese la vista a una hija suya, llamada Julia: ciega de nacimiento. Valentín aceptó y en nombre del Señor, le devolvió la vista.
Este hecho convulsionó a Asterius y su familia, quienes se convirtieron al cristianismo. De todas formas, Valentín siguió preso y el débil emperador Claudio finalmente ordenó que lo martirizaran y ejecutaran el 14 de febrero del año 270. La joven Julia, agradecida al santo, plantó un almendro de flores rosadas junto a su tumba. De ahí que el almendro sea símbolo de amor y amistad duraderos.
Por eso, no regalen cosas caras. No saquen a sus esposas o parejas a sitios donde después no van a poder pagar. La tarjeta de crédito se pasa por encima pero al final te endeudas. Regala una tarjeta hecha a mano, unas palabras, una frase, regala muchos besos, una tarde a su lado, una canción, una noche de amor, un beso en el atardecer, una mirada a la luz de la luna.
Por favor, regala un poco de romanticismo.
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